martes, 23 de junio de 2015

 A partir de aquí, todo y más y mejor.



Aquel  día


Has vuelto a introducirte en mis pupilas
con todo tu poder, y tus imágenes
han poblado de vértigos mi mente
y de alucinaciones mi memoria.- Luis A. Cuenca.


¿Quién lo diría? Entonces, sin palabras para el camino,
un poco de agua y apenas fruta - dos manzanas-contra
la debilidad, empezamos a buscar los cruces donde las sombras
alisaban los cabellos y el sudor con disimulo, 
esbozando una sonrisa, la madre de la complicidad.

Y todas las brisas, las hijas  del amor, suspicaces y llenas
 de dedos , arreboladas , nos oreaban
los ojos del corazón, distraídos por el tiempo
y la experiencia. Quitaban el polvo al pasado,
y hacían cristalinas nuestras sonrisas,  sus tactos
y aquellas miradas que nos cosían al retorno
como una obligación. Y más, como siempre, y lo mismo.

Hasta hoy, a la fecha, un jueves del año  con el sol
a la puerta, y todas las palabras al fresco que buscan
los mil sentidos que tienen las catas del silencio. 

A esta hora, como entonces y sin duda, qué
hielos quemados consumen los roces cuando
nos queremos. Y los artificios, prófugos del deseo,
buscan los besos para su escondite. Como nosotros.
¿Quién lo diría? Después de cuánto, tanto amor
 como ayer para mañana  y por siempre.
Y en un verbo, en  La Arquera, fue todo en  aquel día.

lunes, 22 de junio de 2015

 Bien sabido es que vivir es ver volver aunque las formas sean diferentes. Las esencias siguen siendo las mismas siempre aunque en forma de recuerdos cuya importancia está en el alma que se pone en traerlos a nosotros por medios distintos, como la poesía. 

Caminos
                  … caminos de la tarde. A. Machado

En silencio, sin olvido en la memoria, llenos de sombras
acicaladas por el polvo y el recuerdo , las pestañas
bañadas en  rímel de la esperanza, los caminos. Valedores
sin tiempo  ni risa que los engañe, nuestra infancia
los patea  cuando,  de La Renta a Ramoniz, desde siempre,
el guiño del retorno es hálito y aliento contra la decadencia.

Con  juegos y palabras  o con  las travesuras, nos prestan
la nostalgia como herramienta  en el repaso de la orillas
cuando volvemos ,  y nos esperan con los nombres
de siempre en el regazo , piedras marcadas, imborrables
en las cortezas de la imaginación, el árbol de la vida,
los viejos robles, linderos contra la nada, las cunas que son
de aquellas manos ligadas al amor de siempre y la ternura,
la madre y todos los pasos  donde senderos y  atayos
o caminos son corrientes marinas hacia la vida
en el mar proceloso de la duda y la incertidumbre.

Las rutas del pan contra el hambre tienen tu nombre
cual tablas de salvación, en la sextaferia: todos los brazos
comulgan la sangre de tus orillas en la fiesta de la palabra
y el vino contra las intemperancias del frio,
en el invierno:  esquifes  de sudor por el trabajo
y el olor rompen las brisas, cual olas, para
ser la eternidad, en sueños, contra el hambre, hoy,

y mañana, para siempre, cuando vuelvo. Mis caminos.

lunes, 8 de junio de 2015

Para hablar de nosotros, nos sirven desde Lope y  Machado hasta Fray Luis. 



              Préstamos
                       … es ojo porque te ve. A. Machado.


¡Qué extraño desvarío por la  infinitud del amor
contigo, campo de lágrimas por la distancia en los sobres
de luz y  papel que beben, sedientos,  los gritos
de nuestras palabras. Por las llagas, en silencio,
de tus manos, Áfricas del dolor en los  partos del color
y  del silencio, campos roturados por el tiempo  y la
esperanza, arañamos, en los trasfondos del corazón,
las noches y sus pesos, ese vacío que nos oprime
cuando respiramos las paredes del mañana.

Entonces,  dedos cual garfios en loctite bañados,
entrelazados, asimos, con la  fuerza del color,
en las nubes del presente, las estelas, contra las dudas,
de la firmeza, esa golondrina con las plumas de miel
que abre los cielos cuando llora la tormenta.

Es un decir, corazón. Acuérdate. No existe el miedo.
Cuando nos hacemos que nos rodea, con alma
indefinida, ese descontrol sin luz para los ojos,
nos abre la puerta al oído, con  la música y sus palabras,
 la confianza. Donde  el aire se serena y viste de
 luz  y hermosura cuando suena la llamada
 que porfía, en los turbiones, por los horizontes
que nos abren, en el azul de las sierras,
las galerías del alma para que salgan las nieblas
entintadas por esos fantasmas de papel, sin figura,
vacíos de  interés y de sueños, rotos por la realidad:
nuestro apego al canon de la belleza con las raíces

en  la bondad, hija de  la sonrisa y de  la verdad.