domingo, 28 de enero de 2018


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 Una sombra de  las sombras, todas las sombras.
                                   ... como una llama sin sombra
                                                                               J.Bergamín.




Vituperada y dirimida la figura,  es la sombra  de las sombras quien
da  vida  al  volumen  inerte sin nombre hasta que las miradas o esos mundos
de  Dios, vilipendiados por la luz y  sin palabras por la oscuridad,
asoman, como un puede,  al bosque de la vanidad, encendido
  y disoluto  como patio  de la vecindad.

Tintes de tragedia en  un oasis  de sed, así el viajero,
desangelado por la soledad y las pompas de jabón,
cual tropiezos,  cuando huye  del camino que le oprime
los surcos del corazón: ¡ay el pintor! esquina y múltiplo
de la duda, tus  aristas son pinceladas del arte de sumar
cuando quieres  multiplicar y nunca dividir: quien te hace
arlequín, hijo de los diablos azules, es una sombra,
hija de las sombras y  todas las sombras que son
 la ausencia de luz en los lápices que te abren  
como se muere un amor: los dedos que se rompen
cuando un suspiro  vive  como fruto de la extorsión. 

miércoles, 24 de enero de 2018



Patrística

Es bien sabido, y así lo afirman los padres de la Iglesia:
- Nunca  te anida el rencor.
Por completo ajena a los avatares de la vida y sus gusanos
 de carbón y hiel, pasas como matrona de las palabras en el  dedal
donde habitas  mientras con tus lapiceros azotas, lanzas de Breda en tu costado,
a quienes , por osadía pretenden,   con la línea,
poner puntos a tu vida, en el horizonte.

Sí. Bien lo escribe San Anselmo como argumento: es ontológico,
para la existencia de Dios,  conocerte y sospechar  que
la Divina Providencia te puso un caballo en el corazón.

Y que el amor, capricho azucarado en su plenitud, es  zumo del pecado
que luce en las imágenes  que  acechan  cuando
ofertamos días como limones a quienes  queman
nuestras palabras con el fuego que sus manos estrujan
porque saben que nunca nos habita el rencor.
Es público y notorio.


Por eso temos un cravo cravado nel corazón.

viernes, 19 de enero de 2018

El alma del cuchillo que aflora por la ira en el ámbito rural. 





EL SENDIRU.[1]

Sin pretensiones, como anillo del tiempo y de la prisa, contra el rodeo de la palabra y la miseria de la sebes,
haces de la diferencia tu identidad: mis  pasos son tu marca, la huella digital  que te da un nombre
contra el volumen incierto de los caminos. En tu alma, ellos  cortan el tiempo y miden
la distancia contra la ansiedad y sus derivados; por  el miedo,  pintan la oscuridad  con fantasmas,
 los cientos y miles  que te transitan desde el pasado hasta mis días ( mis padres y  abuelos o atávicos
rencores). Que también son los tuyos  por el polvo vívido que nos encadena a la imagen presa por el afán de llegar. Y siempre contra la finitud. Donde quiera la esperanza, donde sean las miradas, donde nunca los recuerdos, donde siempre tu presencia, bebes del caminante la sangre que apaga la sed de su prontitud.






[1] .- El sendiru.- Es un caso de metafonía, propia del léxico del concejo de Lena. En castellano: el sendero.

martes, 16 de enero de 2018




VESTIDA

          Piedra: Ella es el mundo que otros desgarraron
                                                                     J.E. Pacheco.

De falda o con los vaqueros ceñidos al deseo. Y  los ojos
al natural,  con alma de luz, y  vestida con las nubes
hiladas  por  el viento en las dunas del corazón;  
es más, con tus  palabras y los sedimentos de azul,
haces magia con las sombras de tu piel: son  las burbujas
si desnuda, que rezuman tus devaneos por el amor: 
una fatalidad; como  el árbol, mi abedul, transgénico
por  soledad, tu cuerpo, sin corteza el tronco,
todos los minerales, tus gracias, son  simples rebujos
de una muerte anunciada sin hojas, sin risas, como
esas manos  de Guayasamín: filigranas del dolor,
todas las ramas, tus dedos y las primaveras ,
tus risas, los pájaros amarillos y el desencanto,
pobre abedul y tu, pobre desnuda con un hálito
de tristeza,   hacéis  de la  vida un campo de viento y arena,
yermo  como el vacío y sin palabras que masticar:
es lo de siempre, por condición, aunque yo  he de buscar
tu alma tibia sin ti que no te entiende. ¡Vestida!

miércoles, 10 de enero de 2018

COMO DICE EINSTEIN: DIOS ES SUTIL PERO NUNCA MALICIOSO.ESTE POEMA DE SABINES LO EXPLICA MEJOR.
- A ver si se fija un poco en esta pobre España nuestra.


Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe con las manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida, sea para siempre.
Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es asunto sólo para agencias de viajes.
A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes!
Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.
Mueve una mano y hace el mar, y mueve la otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.
Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.
Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.
A mí me gusta, a mí me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.

Este poema del mejicano Jaime SABINES PARA EMPEZAR EL AÑO.


Te quiero a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia. Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la comida o en el trabajo diario, o en las diversiones que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con la mitad del odio que guardo para mí.
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y siento que estás hecha para mí, que de algún modo me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos me convencen de ello, y que no hay otro lugar en donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu cuerpo. Tú vienes toda entera a mi encuentro, y los dos desaparecemos un instante, nos metemos en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente. Y hay días también, hay horas, en que no te conozco, en que me eres ajena como la mujer de otro. Me preocupan los hombres, me preocupo yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense en ti durante mucho tiempo. Ya ves. ¿Quién podría quererte menos que yo, amor mío?